se disuelve el color y ya no queda nada, todo lo que queda es el vació, o su ausencia, lo que suene mejor. ¿qué más da si también muere? Si muere la vida misma, o si muere la muerte. ¿no sería eso bello o poético? Que el reflejo se refleje a sí mismo, y quede opacado por el espejo, o que la lluvia se ahogue en su propio llanto, y muera seca en el desierto. Así es la vida, injusta e irónica, y yo solo estoy en ella, por que me he quedado admirado. No por que le busque algún significado, si ni mis propias palabras pudieran comprenderse a sí mismas, o la propia búsqueda pudiera encontrarse, ¿qué más da? Solo soy yo, la ironía, y el viento. Desvaneciendonos en el vacío del pensamiento, observando, pensando y preguntandonos ¿el por qué de esta misma pregunta?
Y más allá del final, no hay más que conceptos engañosos, definiendose a sí mismos, pero no se comprenden, pues no existen, ni mucho menos existe la existencia misma; así es el mundo, engañoso y traicionero. Así es la ironía, irónica por sí misma, ¿qué más podría preguntarse la incertidumbre? Sino el donde se encuentra, el hallazgo mismo, o el vacío. . . aquel vacío lleno de ausencia, donde me encuentro. Me encuentro escribiendo todo cuanto puedo divagar.
CW