sin embargo y a pesar de la noche sin luna, yo te guardo celosamente en mi recuerdo, en mi mente, mi corazón que arde vigorosamente desde que tú lo has encantado, arde consumiendose lentamente en tu espera; mientras afuera llueve, me mantengo cálido abrigado con tu recuerdo, me mantengo suspirando avivando el recuerdo, es el aire que parece estar intoxicado con tu aroma, es la brisa que me sabe a tus labios y sin embargo, no me canso, no me harto; nada me sacia, nada me basta. . .