22 septiembre, 2011

Maldita Armonía

Aún cuesta un poco creer que estemos en pleno siglo XXI; que hayan pasado milenios desde que dejamos de considerar los intervalos de tercera como disonantes, unos cuantos siglos desde que nos deshicimos de esas mismas ideas respecto a las segundas y unos cuantos años desde que algunos músicos rebeldes empezaron a boicotear todo lo que habíamos llegado a conocer de la música occidental.

No culpo a esos músicos academistas y puristas que siguen la armonía romántica, clásica y barroca al pie de la letra; fueron buenos viejos tiempos y aprendimos muchísimas cosas sin mencionar que suenan bastante bien. Pero aún para la música contemporanea que sigue la misma línea teórica que esas viejas escuelas, pienso que podemos tomar lo aprendido, pero no permanecer en donde estuvimos hace 50, 100, 1500 años...


pienso que la armonía es la 'guía moral' de una obra musical para que no caiga en la anarquía desorganizada. El mismo maestro Carlos Chavez dijo que no veía gran diferencia entre la armonía vertical a los intervalos proseguidos en una melodía, en el sentido de que cuando ejecutamos una nota y luego la segunda; ni bien ha terminado de resonar una, escuchamos la otra, y además empezada a sonar la segunda aún tenemos la sensación de la anterior. Si tal es el caso, fueron desde hace milenios que empezamos a tocar intervalos de segunda; pero hasta milenios después aprendimos a 'tolerarlos'.

Es cierto que los acordes dominantes y disminuidos nos llevan a una resolución, en términos de armonía academista, al menos. Pero recientemente entablaba conversaciones con una compositora y amiga mía; Gabriela, quien de una de sus obras aprecié que era recurrente para ella evadir la resolución del tritono, y no es en lo absoluto que no supiera de Armonía, al contrario, diría que hasta le gusta la sensación auditiva que da un tritono sin resolver.

Estoy seguro de que nunca me disculparé por mi armonía revoltosa; es un mundo loco, hacen falta músicos locos.

CW