12 febrero, 2010

hoy he partído.



de esta tierra me despido, con el sabor aún en los labios, preguntandome si volveré, si volveré a ella y a sus brazos. a acariciar las estrellas todas las noches tomado de su mano, me pregunto el por qué la conocí, ¿por qué las sacudidas de la eventualidad nos arrojaron en este torbellino de emociones? aún no me explico cómo llegué y ya tengo que partir. me pregunto cómo llegamos a donde estamos, mientras mi barca se retira de la costa y mi mirada se fija en el horizonte, juro solemne a los mares y a los cielos que me ven partir que volveré por ella, volveré a ella. . .

mientras senderos nuevos nos separen más allá de las fronteras, la noche nos traerá de vuelta, como ángel que vuela a las nubes, como estrella que fuga el vacío; yo estaré en la noche allí solo contígo. acompañame amor, mirad a la luna que llena, yace exiliada con nosotros en lo alto, y cuando llena, se derrama sobre nosotros en forma de estrellas, estrellas que dibujan senderos que nos volverán a encontrar, yo te prometo amor, volveré para abrazarte, volveré para besarte, juntar nuestras manos, juntar nuestros cuerpos, fusionar nuestras almas y soñar en conjunto el sueño de la noche y las estrellas. recuerda que las estrellas son eternas, mientras dure la noche, mientras sueñes en día.
y mañana que en el horizonte me veas llegar, partirán los cielos en llanto de conmoción; somos nosotros que nos hemos encontrado, encuentro del poeta y la luna, el violinista y la princesa. pero mientras, amor te encomiendo los cielos, mientras no amanesca tú velarás por ellos, y cuando una lágrima acaricie tu mejilla, yo en el cielo con las estrellas fugaré las cuerdas, que harán armonías de amor mientras el vacío de la noche pinta con las estrellas, y tú danzarás con ellas. después de todo ¿no soy yo el que te quiere, el que te sostiene y te repite lo que siente? ¿no somos tú y yo entidades nocturnas que se encuentran incluso en la noche más oscura?
así pues, yo parto hoy, con una carta en la mano y una pluma en la otra, en mi espalda cuelga una bolsa donde resguardo con todo el cariño que le cabe, tu memoria, tus besos, tus abrazos; tu sabor y tu mirada. me despido desde aquel cerezo que crece en las fronteras del reino, acariciando el dominio que me ha acogido, princesa, prometo que volveré a y por tí.
mi barca me espera en la costa.

CW.