06 febrero, 2010

la estrella en sus ojos.


hay veces en que el color palidece, y pierde su matiz, en que el sueño aborrece y quiere despertar, que de los cielos llueve sequedad, y en que los mares azotan violentas olas de tranqulidad. pero en todo ello, en mi recuerdo siempre lúcido, albergo al recuerdo de una princesa, aquella cuyos besos auyentan la soledad, cuyas manos sostienen mis sueños. aquella que con el viento he aprendido a leer su mirada, a fabricar circunstancias y a asustar al miedo, miedo de querer y dejarme querer.
es su mano, el más discreto refugio que tengo para albergar mis sentimientos.
somos nosotros dos, entidades de noche, yo soy aquel que vaga por las sombras, y ella una doncella, que camina a la luz de la luna llena, que despierta en ella el matiz de la noche que hace juego con sus ojos, y es entonces cuando la luna se adorna con su belleza y alcanza su explendor, mientras ella y yo, nos dejamos ver por las estrellas, envidiosas estrellas que apagan los cielos para que no nos encontremos. pero se han visto frustradas, por que a la luz de la luna, nuestra amiga, y ella y yo nos enamoramos. . . ella y yo nos encontramos.
y mientras un beso sella el suspiro que despierta en nosotros el encantador velo de la noche, murmulla el viento de nuevo para decirnos, que ha sido el tiempo, ha sido la noche, pero el amor aún es, y hay más por venir.
es ella mi doncella, que sostiene en sus manos la última estrella de la noche, que yace agonizante en sus manos, desangrando luz y fulgor. y ella, para que no muriera la estrella, guardaría en sus ojos su brillo, es por eso que en sus ojos veo la noche, y en su brillo veo estrellas. y si los veo, me pierdo y si despierto en ella una sonrisa es por que no hay nada más que decir, somos solo nosotros dos que nos perdemos en la noche, y jugamos a ser estrellas, que juegan a ser eternas, mientras dure la noche.
pues ella es mi estrella, ella es mi princesa. . .

CW