15 febrero, 2010

te encuentro

tu recuerdo me acosa, me susurra tu voz a cada esquina, cada vuelta que doy en esta ciudad perdida, me encuentro contígo, y al momento siguiente la hallo vacía, no hay más que mi reflejo en los vidrios vacíos, no queda nada en ella, ni la luz, ni la oscuridad, nisiquiera la noche que suele visitarme, no puedo hablarte, no puedo recorrer tus manos, y no hay más vacío impetuso que aquel, en que la noche me visita, y tú mi doncella, no estás.
sin embargo y a pesar de la noche sin luna, yo te guardo celosamente en mi recuerdo, en mi mente, mi corazón que arde vigorosamente desde que tú lo has encantado, arde consumiendose lentamente en tu espera; mientras afuera llueve, me mantengo cálido abrigado con tu recuerdo, me mantengo suspirando avivando el recuerdo, es el aire que parece estar intoxicado con tu aroma, es la brisa que me sabe a tus labios y sin embargo, no me canso, no me harto; nada me sacia, nada me basta. . .